Apenas y entreabro los ojos un lúgubre sentimiento me invade.
No estás. Tú ausencia me castiga,
Consumiendo el dolor que me embriaga.
A tientas recorro el suelo frio
buscando de nuevo tus manos en esta cámara oscura.
Como un eco tus palabras vuelven,
Aquellas palabras que ahogan en un grito
el recuerdo tibio de tu piel.
¿A dónde vas?
Aún escucho tus pasos en la habitación,
se que estas aquí…
Ya no volverás…
¿A dónde volaras?
El tenue brillo esmeralda al fin desaparece,
ya no veo más con tus ojos.
Ya no recuerdo tu rostro,
se lo ha llevado como pluma el viento.
Fue bueno conocerte bien,
ya que me enseñaste que el calor es mucho para mí,
y habitando entre frio y sombras
el tiempo para mi se detendrá.
Entre arboles y luz de luna
ahora busco la salida
de esta cámara oscura.
***Muspelheim***
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